Cuestionale que no sabe cantar el himno.
Decile que todavía no es un hombre porque nunca se lo vio llorar o pegar un planchazo a un rival cuando lo derrotó la impotencia.
Poné en duda su condición de mejor jugador del mundo.
Minimizalo porque no ganó un Mundial como Maradona.
Repetí que le hace goles al Getafe o al Racing de Santander.
O que no sería nada sin Xavi e Iniesta, o mejor, hacé lo que corresponde: rendite.
Dejá de ser contra por el simple hecho de que cuestionar parece más guapo que elogiar.
Disfrutalo. Messi es argentino. El mundo goza con él. ¿Cuánto hubieras pagado por estar en la platea del Camp Nou contra el Arsenal? ¿No te puso orgulloso? ¿O le hubieras gritado 'hacelo en la Selección'?Messi es un jugador cada vez más completo. Siempre fue un finalizador de jugadas, desde hace tiempo se transformó en goleador. Ahora también juega de enganche, un conector de líneas vertical, rápido, que arranca detrás de los dos puntas y termina de 9 cuando se despeja el lugar. Aunque él se aleje con sus declaraciones de Diego, con el juego se acerca cada vez más. El 6 de abril del 2010 podrá recordarse como el día que Messi fue Maradona. Por la posición, por ser el dueño del equipo, por hacerse cargo cuando fue derrota y él lo empató con un zurdazo furioso, por hacer cuatro goles por primera vez, por el tercero empalando la pelota, por pedirle a la gente que gritara, por apurar un tiro libre con un puntinazo pícaro, robado de un picado de Rosario.
Y hasta por haberse ido con la pelota, haciéndola picar contra el piso como un chico que fue feliz. Si Messi es un jugador de Play Station, como se rindió el DT rival, el control lo maneja él.
Maradona, el otro, lo siguió desde Ezeiza. Debió haberse convencido de armar un equipo para Leo y desde Leo. Porque si Argentina hace un buen Mundial, habrá sido porque a él le fue bien, porque se sacó la presión de no rendir en la Selección. Sería necio no reconocerlo. Si Ruggeri habla por Diego, y él es quien piensa que Messi está triste acá, deberá cumplirle lo que le prometió en España.
El Barsa tiene un concepto de juego que difícilmente pueda conseguir otro equipo, tan cierto como que la cara y la cabeza de Messi no son las mismas cuando se toma el avión de ida.
Hasta Juan Román Riquelme lo dijo una vez: "Tenemos la suerte de que Messi sea argentino". No lo ataques más. Bancalo.
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